Redacción Canal Abierto | “Nos están dando insumos a cuentagotas. Es muy poca la cantidad, es precario el material, es de baja calidad, y no nos deja tranquilas, porque después tenemos que volver a nuestras casas, viajar en el transporte público, y no solamente corremos riesgo nosotras y nuestra familia, sino también la gente que viaja con nosotras”.
La que habla es Fabiana Reynoso, licenciada en Enfermería a cargo del Servicio de Ginecología Oncológica del Hospital Rivadavia, donde esta mañana los trabajadores de la salud de toda la Ciudad de Buenos Aires se dieron cita para denunciar que no cuentan con los insumos para protegerse de posibles infecciones ante la pandemia de coronavirus.
Allí, en el centro de salud público ubicado en el corazón de Recoleta -uno de los barrios del país que concentra más casos positivos de COVID-19-, los elementos de protección recomendados por la Organización Mundial de la Salud escasean y la situación se repite similar en los demás hospitales porteños.
Por otro lado, quienes los reciben son sólo aquellos que están en contacto con pacientes confirmados de tener coronavirus, pero el personal que atiende a quienes no fueron confirmados o son asintomáticos permanece expuesto.
“Hemos convocado a delegados de los hospitales nucleados en ATE (Asociación Trabajadores del Estado) a esta conferencia para denunciar la falta de elementos de protección para el personal, fundamentalmente barbijos, camisolines termo-repelentes. Es lo que está provocando el alto porcentaje de trabajadores de la salud infectados (con COVID-19) que son más de un 14 por ciento de los infectos de todo el país, y en la Ciudad son el 9 por ciento”, detalla Rodolfo Arrechea, coordinador nacional de Salud del Consejo Directivo de ATE Nacional.
Por su parte, Claudia, enfermera del turno tarde, sostiene: “Nos dan un barbijo por día y, depende del uso, la duración media de un barbijo es de dos horas. Además, hay sectores que sí lo tienen y sectores que no, pero ante la falta de testeos masivos hoy todo paciente que ingresa es posible COVID”. También asegura que la mayoría de los insumos de protección de buena calidad con los que cuentan es donada.
La situación no atañe sólo al sector público, ya que son muchos los trabajadores y trabajadoras que cumplen funciones en los hospitales públicos y también en sanatorios y clínicas privadas.
Reclamos
Desde las puertas del Rivadavia, los trabajadores de la salud anunciaron que, de no solucionarse esta situación, la semana que viene llevarán adelante una protesta en la puerta de todos los hospitales porteños, a partir de las 11, para exigirle al Gobierno de la Ciudad los insumos que faltan. También pedirán testeos para quienes se desempeñen en el área.
“El jefe de Gobierno (Horacio Rodríguez Larreta) tiene la obligación de cuidar a quienes cuidan a toda la población. Esto recién empieza y nosotros tenemos el deber de exigirle la inmediata cantidad de insumos para poder trabajar con mayor tranquilidad en los hospitales de la Ciudad”, concluyó Arrechea en diálogo con Canal Abierto.
En tanto, por vía judicial, ya fueron presentados más de cien amparos ante la Justicia porteña para que la Ciudad y las ART se encarguen de proveer los elementos de seguridad para los trabajadores de la salud.
Residentes
Por su parte, los médicos residentes y concurrentes que atienden en los hospitales porteños se reunieron esta mañana en las puertas del Hospital Durand para denunciar, no sólo la falta de insumos, sino las precarias condiciones de trabajo.
“Somos profesionales recibidos que realizamos una formación de posgrado. Previo a la pandemia veníamos trabajando hasta 100 horas por semana. Ahora aún más horas. En el caso de los concurrentes, por contrato deberían trabajar hasta 30 horas. No cobran un salario, no tienen ART ni obra social. En este contexto, son los que más riesgo corren”, explica Lain Bullentini, residente en medicina general del Hospital Argerich.
La estimación es que en la Ciudad hay entre 3500 y 3600 residentes, y 1400 concurrentes. El total de trabajadores de la salud, incluyendo todos los sectores, es de 37.000 personas.
“Desde diciembre, cuando logramos dar marcha atrás con la ley de precarización que presentó el gobierno de la Ciudad, no cambió nada. No hubo voluntad política para que continúe la mesa de diálogo que había arrancado, y desde entonces sólo hubo una reunión –continúa Lain-. Como trabajadores de la salud, queremos cuidar a la gente, pero sin regalar nuestra seguridad individual y colectiva”.
Sostienen, además, que falta capacitación sobre cómo accionar en cada una de las instituciones, y serios problemas para acceder a las licencias para los cuidadores de menores o adultos mayores, o por tratarse de personal con factores de riesgo.
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