Redacción Canal Abierto | Tras su participación en la reunión anual de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) que nuclea a los hombres más poderosos del país, el economista y diputado nacional de Juntos por el Cambio Luciano Laspina salió a las apuradas del lujoso Hotel Sheraton. Lo esperaban en el Yacht Club Olivos, donde Patricia Bullrich lo presentó como parte de su equipo de gobierno, en caso de alcanzar la presidencia en 2023.
A las pocas horas del cónclave, el asesor estrella de la líder del PRO aseguró en CNN Radio que “la inflación no depende de los empresarios”. El intento de defensa fue en clara alusión al sincericidio cometido por Federico Braun, quien ante la consulta sobre actitud de La Anónima frente a la inflación, había asegurado: “Remarca precios todos los días”.
Durante la entrevista también pidió “reformar la carta orgánica del Banco Central para cuidar el valor de la moneda”. Aunque no de forma explícita, el legislador retomó la idea planteada por Bullrich un día antes: pasar a tener una economía bimonetaria, con el dólar en pie de igualdad con el peso. Una manera sutil de convertibilidad, sistema monetario que dominó la década del 90 y voló por los aires tras la crisis de 2001.
Sin embargo, esta propuesta –propia de la orotodoxia económica– no fue la única ni la más polémica de las esbozadas por la ex ministra en un encuentro plagado de carteles y pins con la leyenda “Bullrichmanía”. “Ya tenemos 3000 medidas entre leyes y regulaciones cuya palabra principal va a ser deróguese”, aseguró antes de comprometerse a “desregular y desmafializar” el país.
En primera fila escuchaban y aplaudían Mauricio Macri, encargado de cerrar el acto, y varios de sus ex funcionarios –Javier Iguacel, Oscar Aguad, Hernán Lombardi y Dante Sica, por nombrar sólo algunos– y figuras cambiemitas como Federico Pinedo, Silvana Giudici, Ignacio Torres, Sabrina Ajmetchet, Pablo Tonelli, Gerardo Milman, Santiago Kovadloff, Alfredo De Angeli, Fernando Iglesias, Waldo Wolff, Paula Bertol y Eduardo Amadeo, entre otros.
Luego de apuntalar a la “seguridad y economía” como temas centrales que “más preocupan a la gente”, Bullrich primero apuntó contra las políticas sociales: “Me dicen que es imposible sacar los planes en seis meses. Yo digo más imposible es no sacarlos porque se van a quedar para siempre. Si no lo hacemos con convicción, nos comen el cambio. Los pacman que existen para comer el cambio están instalados en todos lados”.
A mismo tiempo, se hizo eco de una fake news iniciada por el Grupo Clarín, pero desmentida rápidamente, en relación a la supuesta sobre acumulación y superposición tributaria: “De los 170 impuestos que hay solo 11 explican el 90% de la recaudación. Vamos a sacar todos esos impuestos porque esa es la manera”. A todo esto, reclamó la eliminación del impuesto al cheque, una tasa creada durante el gobierno de la Alianza, cuando ocupó la cartera de Trabajo y recortó el 13% del salario de estatales y jubilados.
“Vamos a tener que hacer cosas fuertes. Ya no nos va a alcanzar la gendarmería”, afirmó la líder de Pro sobre la situación de inseguridad y narcotráfico que atraviesa Rosario. Así, la “dama de hierro” del Gobierno de Mauricio Macri dejó abierta la posibilidad de en un futuro disponer del Ejército para tareas de seguridad interna, función explícitamente prohibida por la ley y que dejó un saldo sangriento durante la última dictadura genocida.
No podía ser de otra manera, quien muchos caracterizan como “la Bolsonaro argentina” retomó su ya tradicional encono ante los reclamos territoriales mapuche: “Al sur argentino no lo vamos a dejar desprotegido. Todo tiene que estar dentro de la ley”.
Por último, Bullrich aprovechó para atizar una interna en Juntos por el Cambio que viene de varios cruces entre Macri y el radicalismo: “Hay que llamar a los que no les tiemble la mano, hay mucho cagón”.
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