Por Carlos Saglul | Julián Zícari es doctor en Ciencias Sociales, magister y especialista en Historia Económica de la UBA, e investigador del CONICET. Su último libro, Camino al Colapso: Cómo llegamos los argentinos al 2001, es para algunos uno de las mejores análisis sobre ese proceso. Hoy, asegura con convicción sobre el actual gobierno: “tiene los días contados. Lo peor está por venir”.
La enorme distribución desigual de la riqueza que hoy vuelve a profundizarse permite preguntarse si en algún momento se resolvió la crisis del 2001.
-Desde el punto de vista puramente estadístico, está claro que los gobiernos que vinieron después aumentaron la ocupación, terminaron con la caída del salario, recuperaron el mercado interno, se pusieron en marcha muchas áreas de la industria. Volvieron los investigadores, se verificaron mejorías en materia de salud pública. En lo político, hay que reconocer el avance en materia de derechos humanos, las reformas en la Corte Suprema de Justicia. La sociedad vota a Macri en 2015, 2017. No se sabe qué esperaban esos votantes. Lo cierto es que significó una deuda externa contraída en tiempo récord, sólo comparable a la que dejó la dictadura militar. Baja salarial, desocupación, apertura de importaciones, cierre de empresas, aumento de tarifas, inflación con recesión, tasas de 60 por ciento. Volvimos a las recetas del FMI aunque el primer crédito nos duró sólo tres meses. Obviamente no admiten, como siempre, que el problema no es el déficit fiscal sino la falta de dólares y entonces despiden miles de empleados públicos, ahorran hasta dejándose de hacer cargo de las vacunas para los niños, reduciendo subsidios a discapacitados…
Pareciera que hay dos proyectos de país que se van turnando…
-Desde la década del cuarenta hay autores que ven dos proyectos de nación que no logran consolidarse. Cuando se fue la dictadura, pensamos que nunca volvería este modelo pero apareció Carlos Menem. Después de 2001, pasó lo mismo. Pero votaron a Macri. Jamás se logró un proyecto de país de largo plazo. De un lado y del otro, los proyectos contrapuestos han tenido distintos nombres. Ahora la contradicción es entre populistas y posliberales. La disputa hegemónica continúa sin resolverse.
Duró poco el dinero del primer acuerdo con el FMI. ¿Tendrán todos esos acuerdos el mismo destino?
-Los que gobiernan piensan que muchos apostaron al dólar por el déficit fiscal. No se dan cuenta de que la gente se vuelca al dólar por las medidas que ellos mismos tomaron, al dejar que las empresas pudieran mandar libremente sus ganancias al exterior, que los exportadores liquidaran divisas a su antojo o se pudiera comprar dólares para turismo sin límite.
Se parecen al gobierno de Fernando De la Rúa, que comenzó con un ajuste tolerable en base a tomar crédito en el exterior. Pero el crédito se acabó. Macri duró más con crédito porque le dieron un país desendeudado. En la etapa que sigue, los dos pidieron un blindaje al FMI. Después continúa el megacanje, cambian un bono por otro, una bomba por otra. De la Rúa y Macri trataron de ganar la confianza del mercado reduciendo a cero el déficit del Estado. Estas experiencias pueden terminar de una sola manera.
¿La última esperanza de Macri es la ayuda de Estados Unidos?
-Es una cuestión de sentido común. ¿Usted ve a Estados Unidos prestándole a Argentina dólares eternamente para simular que funciona un plan que jamás anduvo? No es tan simple.
¿La dolarización?
-No es viable. Se necesita cambiar la Constitución, el Presupuesto. Macri no tiene el mínimo consenso para tomar una medida de esta magnitud. De la Rúa la pensó como posibilidad y no salió.
¿La temperatura social no es la misma de 2001?
-¿Cuál es la razón por la que Macri saca a las Fuerzas Armadas a la calle? Ellos saben que en el horizonte hay puebladas, asalto a supermercados, un conflicto social que crece. Si piensan gobernar con estado de sitio, están locos. No conocen a este pueblo, su historia.
Las puertas del infierno recién se abrieron. Van a tener una réplica popular muy fuerte. La ayuda que mandan a los barrios no alcanza. No hay ni changas. En cuanto a la clase media, cuando se aproxime el año próximo y comiencen a meter miedo con el populismo que puede volver a ganar, no descarto que la gente saque sus dólares de los bancos en lo que será una gran corrida. Quizá el final. Este gobierno tiene los días contados.
¿Teme un vacío de poder?
-Si esto explota antes de las elecciones, podemos tener un gobierno de transición. Cualquiera que suba tiene que tomar una serie de medidas que son de sentido común: profundizar las retenciones, dólar turista, control de capitales. Dar marcha atrás con la medidas que tomó este gobierno y son las responsables del desastre. Esto termina en una restructuración de la deuda. En el mismo Presupuesto que el Gobierno acaba de mandar al Congreso, Macri se autoriza a negociar la deuda. Es porque hasta él sabe que, una vez más, no podrá cumplir.