Redacción Canal Abierto | En momentos en los que el AMBA entra en una fase aún más crítica de la pandemia de coronavirus, el «Carlos G. Durand», hospital de pacientes agudos del sistema de salud pública de la Ciudad de Buenos Aires, se encamina al colapso.
El área de enfermería advierte esta situación frente al incremento en el número de pacientes, mientras no ocurre lo mismo con los trabajadores que deben atenderlos. Se llegan a vivir casos extremos -relatan- como el turno noche del fin de semana, cuando la cantidad de profesionales se ve reducido a tres.
«Hay muchos compañeros con licencia por enfermedades preexistentes, tenemos personal añoso, con diabetes, hipertensión, problemas cardíacos. Siempre tuvimos escasez de personal. En la salud de la Ciudad la relación es de dos médicos por enfermero, cuando tendría que ser al revés. Lo reemplazan con lo que le llaman módulos de enfermería, lo cual es una trampa porque se trata de una forma de explotación de compañeros que cobran 8.000 pesos en mano», explica a Canal Abierto Héctor Ortiz, delegado de ATE en el Durand. «Es una vergüenza lo que están haciendo con esta profesión».
A su vez, Ortiz advierte que uno de los problemas para el ingreso de personal en el área se explica en los ingresos que perciben: «los chicos nuevos terminan renunciando por el bajo salario y porque quieren ser reconocidos en la cerrera profesional, lo que implicaría un 40% en el sueldo. Un enfermero universitario ingresa con un sueldo de 35.000 pesos en el escalafón general y un universitario de la carrera profesional gana cerca de 70.000″.
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Aún cuando la situación del Durand se revela extrema, no es excepcional: poco a poco, los distintos establecimientos sanitarios porteños asisten a las complicaciones de los mismos quehaceres cotidianos. Es por esto que se vienen realizando encuentros en los distintos hospitales, tal como ocurriera días atrás en el Rivadavia, en el propio Durand y, ayer, en el Moyano.
«Tenemos contacto con la mayoría de los hospitales en los que están padeciendo el problema del Covid-19 y no es muy diferente a lo que pasa en el Durand: faltan enfermeros y hay un excesivo incremento de los pacientes con coronavirus. Por otra parte, hace muchos años que no nos dan ropa de trabajo. También pedimos que los elementos de protección personal sean de calidad y pasen por en ANMAT. Pero desde el gobierno no hay respuesta, y los funcionarios de salud son totalmente intransigentes. Nosotros pedimos una reunión con el ministro de Salud de la Ciudad, pero no nos ha respondido. Lamentablemente, creo que en muy poco tiempo y si esto sigue aumentando cómo está aumentando, vamos a estar en un desastre porque la salud está sobre piso de algodón», describe Ortiz.
A diferencia de sus compañeros de espacio político, Rodríguez Larreta se viene mostrando como un gobernante responsable, que pone como prioridad el cuidado de la salud. Esta postura se ve a las claras en cada conferencia de prensa que comparte con el presidente Alberto Fernandez y el gobernador bonaerense Axel Kicillof. También en las distintas postas de los raids mediáticos que hace su ministro de Salud, Fernán Quirós. Sin embargo, según relatan los profesionales de la salud porteños, nada de esto se refleja en su gestión de la pandemia.
«En 2006 el impacto de la salud en el presupuesto era del 25% y hoy estamos en un 15%. No se cuál es el motivo por el cual Rodríguez Larreta no le presta atención. Vamos a entrar en un caos si no tomamos en cuenta el tema del personal de salud contagiado. Además no se los reconoce como universitarios profesionales. Habían ingresado 50 enfermeras, se enteran lo que obraban y renunciaron 30, ante la constante exposición y el riesgo que corre. Para las cámaras dice una cosa, pero los hospitales están siendo cada vez más desastrosos en ese aspecto», denuncia Ortiz.
«Hubo empleados administrativos contagiados no solo con Covid-19, sino también con dengue. No tenemos testeos sobre el personal de las empresas tercerizadas, como las de limpieza, mantenimiento y cocina. Hay una desatención de esa parte donde hay directores que dicen que no les corresponde por ser una empresa tercerizada. Es una respuesta vergonzosa la que nos dan», concluye Ortiz.
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