Redacción Canal Abierto | En junio de 2018, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) cayó 6,7% respecto al mismo mes de 2017, mientras que el mismo indicador desestacionalizado se contrajo 1,3% respecto a mayo de 2018.
Los datos no son para nada esperanzadores y reflejan la crisis que desde hace tiempo viene atravesando la economía Argentina. Sin embargo, son aún más lúgubres los resultados por sector, y no sólo para los rubros que vienen en picada sino también.
“En la Argentina los únicos privilegiados…”
Entre las áreas más afectadas figuran Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (-31 %), pesca (-16 %), comercio mayorista, minorista y reparaciones (-8,4 %), industria manufacturera (-7,5 %) y transporte y comunicaciones (-6,1 %).
En contrapartida, de los 15 sectores económicos que releva el INDEC, sólo hay 6 que en junio no mostraron números negativos: minas y canteras (crece 4,9 %), intermediación financiera (4,6 %), electricidad gas y agua (4,3 %), actividad inmobiliaria (2,3 %) servicios sociales y de salud (1,7 %) y enseñanza (0,8 %).
Las cifras de la recesión no tienen nada de azarosas. Todo lo contrario, están íntimamente relacionadas con la política oficial de destrucción de la industria nacional, desaceleración económica y reducción del poder adquisitivo del salario. Pero además, lejos de representar datos reservados a la discusión macroeconómica, repercuten en efectos concretos de la economía diaria.
Tarifazo = ganancias empresarias extraordinarias
Otro aspecto vinculado a la retracción del mercado de consumo masivo es la transferencia de recursos a partir de la fuerte reducción de subsidios a la luz, el gas y el agua (servicios que en promedio aumentaron desde que Macri están en el poder más del 1.000%).
Estos números también dan cuenta de la situación de privilegio de la que gozaron las energéticas en general. En promedio, desde diciembre de 2015 a la fecha, la electricidad acumuló un suba de 1394%. Es decir, una boleta que entonces era de $50, hoy abona $747. Similar fue el incremento en el precio del gas, que desde la asunción de Mauricio Macri sufrió un aumento promedio del 1195%. Por poner un ejemplo, si en 2015 una factura de gas era de $150, hoy alcanzaría los $1942.
Además de resultar en un fuerte incremento de las ganancias para las empresas y una merma en los bolsillos de los trabajadores, los tarifazos significaron una suerte de estocada para las ya vulnerable cooperativas de trabajo y fábricas recuperadas. En igual medida lo sufrieron clubes de barrio y entidades sociales sin fines de lucro.
Deuda y fuga
En lo que respecta al sector financiero, sin lugar a dudas este se configura como la “niña mimada” del macrismo. Basta con observar algunos números: sólo en junio alcanzó los 3.075 millones de dólares, y en los primeros seis meses del año acumuló 16.676 millones. Durante el mismo periodo de 2017 había sido de 7.648 millones, mientras que en todo el año 2001 la cifra fue de 14.977 millones.
Un festín minero extractivista
Como un gesto hacia el negocio extractivista, uno de los primeros actos del gobierno de Cambiemos fue quitarle las retenciones a la minería. Luego, impulsó el Paco Federal Minero que firmó una gran parte de los gobernadores.
Un informe oficial del Ministerio de Energía y Minería de la Nación de fines de 2017 señalaba que en sólo un año la quita de retenciones tuvo un efecto directo para el país de US$ 201,1 millones.
El regalo del Gobierno nacional a las patronales significó que el valor agregado bruto (VAB) de la producción minera en el año 2017 alcanzara la cifra récord de $ 66.400 millones en 2017, un 16,5% más que en el año anterior.
Menos trabajo
Sólo por tomar un ejemplo, en marzo de 2018 el INDEC reflejaba una caída de 71.547 puestos de trabajo en el sector manufacturero en comparación con septiembre de 2015.
Retracción del consumo
Según un informe de abril de este año del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), el 70% de las carnicerías y el 54% de las verdulerías vendieron menos respecto del primer semestre de 2016, mientras que en el 66% de los almacenes y mercados se redujo la venta de productos de primera necesidad.