Redacción Canal Abierto | En la tarde del martes, la Comisión de Tierras y Organización Territorial de la Cámara de Diputados bonaerense dio curso favorable al proyecto presentado por la legisladora del Frente de Izquierda, Laura Cano (PTS), que busca declarar como Bien de Interés Histórico y Cultural a la última casa en la que vivió Rodolfo Walsh en el barrio El Fortín de la localidad de San Vicente, con el objetivo de ser convertida en un Sitio por la Memoria.
Acompañaron a Patricia Walsh Myriam Bregman (abogada de la familia) y Alejandrina Barry, legisladora e hija de desaparecidos.
En concreto, la comisión aprobó el proyecto con los votos a favor de los cuatro legisladores peronistas, del militante del Partido Obrero Guillermo Kane, y de la libertaria disidente Sabrina Sabat. En tanto, el radical Emiliano Balbín y los bullrichistas Fernando Compagnoni y Oriana Colugnatti se abstuvieron. La jornada contó con presencias especiales, ya que previo a la votación expusieron sobre la vida del militante de Montoneros su hija, Patricia Walsh, y la exdiputada nacional de la Izquierda y abogada en causas de derechos humanos, Myriam Bregman.
Patricia, hija del periodista y militante asesinado el 25 de marzo de 1977 por una patota de la ESMA, manifestó la importancia de recuperar dicho espacio: “Este proyecto es reconocer que existe una casa muy humilde de adobe, sin luz, donde se escribió la Carta a la Junta Militar, un texto que cobró relevancia nacional e internacional y que ningún medio quería publicar. Difundida en la clandestinidad, es el mejor documento que denunció a la dictadura. Si uno la trae a los días de hoy, de nuevo es bastante actual”.
El lugar ya fue declarado como Sitio Histórico y de Valor Arquitectónico por el municipio de San Vicente. La vivienda hoy se encuentra ocupada por familiares de uno de los policías que participaron del operativo. Walsh señaló que “la provincia de Buenos Aires está en deuda”.
Al otro día del secuestro de Walsh los marinos de la ESMA saquearon y destruyeron la casa, con apoyo de un grupo departamental de policías, que le indicaron el camino y brindaron asistencia logística a la banda de Massera. Luego de eso llegó Patricia con su familia pero al darse cuenta de lo que había sucedido escaparon inmediatamente. Finalmente la casa fue ocupada por la madre de uno de esos efectivos del cuartel sanvicentino. En la actualidad vive su hermana.
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En esta línea, Myriam Bregman, abogada de la familia en la causa ESMA y la causa sobre el asesinato de María Victoria Walsh (la otra hija del escritor), a la espera de elevación a juicio, recordó que en la noche del asesinato de Rodolfo Walsh, “una presa codiciada para la patota de la ESMA”, en un operativo sin precedentes con, al menos 50 efectivos, destrozaron la vivienda de San Vicente que el escritor había adquirido bajo el nombre de Norberto Pedro Freire, quedándose con varias de las pertenencias, entre ellas libros inéditos que fueron vistos por última vez en la casa del genocida Jorge Rancho, popularmente conocida como “la inmobiliaria” ya que allí quedaban los bienes que se apropiaban los militares. “Sabemos que hay un pacto de impunidad para que los archivos no aparezcan. Seguiremos buscando las obras inéditas”.
“En esa casa se escribió la famosa Carta a la Junta Militar y la obra inédita de Rodolfo, que todavía hoy sus familiares y organismos de Derechos Humanos seguimos buscando”, escribió el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.
La historia completa de la casa fue rescatada en una nota de Canal Abierto que refleja la lucha de HIJOS y otras organizaciones locales desde hace años para hacer avanzar el actual proyecto.
La casa
Al otro día del secuestro, la jauría de la ESMA saqueó y destruyó la vivienda. Pero requirió apoyo de otra banda local porque la zona en aquellos años era semi-descampada y estaba mal señalizada, y ubicar una dirección puntual, de noche, no era sencillo para los que llegaban desde Avenida del Libertador.
En ese grupo de apoyo perteneciente al destacamento de policía de San Vicente estaba el ex subcomisario Rubén Oscar Sala, cuya hermana vive hoy en la última casa del autor de “Operación Masacre”.
Ese día Patricia Walsh tenía programado viajar a ver a su padre para presentarle a su hijo recién nacido. Partieron en auto desde San Isidro, pasaron por el barrio porteño de Palermo donde levantaron a Lilia Ferreyra, compañera del flamante abuelo, y emprendieron el viaje hacia San Vicente. En el Citroên verde además iban María Eva, la hija mayor de Patricia, y Jorge Pinedo, el, por entonces, marido de la ex diputada.
Cuando llegaron, pasado el mediodía, recién se había retirado el grupo de tareas. Lilia bajó del auto, vio la casa tiroteada y volvió corriendo. Escaparon.
“Sala primero llevó a vivir a su madre y es impensable que se hubiese animado a ocupar la vivienda sin la autorización de sus superiores”, explicó Patricia durante un homenaje a su padre. La madre del policía retirado vivió allí hasta su muerte. Desde entonces y hasta hoy vive María, hermana de Rubén Sala, con toda su familia.
Además, los hombres de Massera robaron carpetas, notas escritas a mano, documentos políticos y el último cuento de Walsh, “Juan se iba por el río”, que luego fue visto en la ESMA por otros desaparecidos.
Una investigación de la periodista Patricia Serrano, oriunda de San Vicente, reveló: “Unos diez minutos antes de que ellos llegaran se había retirado el GT .3.3.2 de la Marina. El operativo comenzó a la madrugada con la detención de Matute, el dueño de la inmobiliaria que vendió la casa a Rodolfo Walsh. La casa nunca hubiese sido hallada si Matute no hubiese distinguido a Freyre en medio del gentío en Constitución, en la tarde del 25 de marzo del ’77, y si no le hubiese entregado el boleto de compraventa. (…) En papeles de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) y en la Dirección de Rentas de San Vicente, Norberto Freyre sigue siendo su único dueño y deudor. (…) Rubén Sala ya no es policía bonaerense, ahora conduce un remís en Alejandro Korn, la segunda localidad de San Vicente, y se preocupa por lo que pueden inventar “estos de los derechos humanos”. Rubén es alto y morrudo. Vive en San Vicente, a unas veinte cuadras de la casa de Norberto Freyre o María Sala, su hermana, y recuerda en el patio de su casa sin rejas que “todo esto” fue culpa de su madre, muerta hace varios años”.
La crónica “El refugio de Norberto Freyre” le valió a la autora ser citada para declarar como testigo por la querella en la Megacausa de la ESMA. En 2011, el Tribunal Oral Federal N° 5 condenó a prisión perpetua y penas de entre dieciocho y veinticinco años a dieciséis de los dieciocho imputados en la causa ESMA por, entre otros crímenes, el asesinato de Rodolfo Walsh y la desaparición de su obra inédita.
También declaró la vecina de San Vicente, Yolanda Mastruzzo, a cuya casa entraron los marinos de la ESMA el sábado 26 de marzo de 1977, equivocados, antes de dar finalmente con la casa de Rodolfo Walsh.
Con información de La Izquierda Diario
Foto principal: marcha.org.ar