Redacción Canal Abierto | En un tono diametralmente opuesto al belicoso psicopateo del lunes post electoral, el presidente hoy dio marcha atrás y salió a pedir disculpas. Además, anunció una suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, el congelamiento de precios de los combustibles durante 90 días, la entrega de 2.000 pesos mensuales (33 dólares) a cada trabajador por vía fiscal o salarial, un bono de 5.000 pesos (83 dólares) para estatales, militares y policías, y una suba del salario mínimo.
Según informó el propio Gobierno, el anuncio de hoy tendrá “un costo fiscal cercano a los 40.000 millones de pesos”. Es decir, con un dólar a 60 pesos, el equivalente a 666 millones de dólares. Entre otras cosas, la presentación oficial también plantaba el hecho de que “se asignarán partidas para la atención de estas erogaciones sin afectar el objetivo de resultado primario establecido en el Presupuesto”.
En primer lugar, resta conocer en qué medida estos anuncios tendrán o no repercusión en los bolsillos. Es que, luego de una devaluación de la moneda en torno al 30%, ningún economista espera remarcaciones de precios por debajo del 20%.
Por otro lado, el intento oficialista por explotar una faceta de sensibilidad social tiene varios contrapuntos. Uno es el evidente oportunismo electoral de las medidas. Otro es la magra equivalencia entre el costo financiero de las medidas y el esfuerzo económico que el Gobierno viene realizando todos los días para frenar un dólar que -por cierto- tiene riendas sueltas desde hace tres años y medio.
Como en jornadas previas, ayer el Banco Central debió salir a vender 210 millones de dólares para aminorar la corrida que el propio Macri había atizado el lunes pasado con sus explosivas declaraciones.
No se trata de un juego maniqueo de las cifras o una proyección. El “esfuerzo” económico que anunció hoy Macri para “aliviar las penurias de millones” es el equilvalente a sólo tres días de timba financiera.
Mientras unos interpretan el “paquete de alivio” como un intento por retomar la iniciativa política de cara a las elecciones de octubre, otros directamente califican las medidas como los “cuidados paliativos” de un gobierno en situación terminal. Entre los primeros figuran varios cuadros del ala “marketinera” del gabinete y parte del periodismo oficialista (al menos aquellos que aún no pudieron o quisieron abandonar el barco cambiemita). Entre los segundos se encuentran algunos de los dirigentes sindicales que vislumbran cómo afectará esta incertidumbre política a sus representados. Sólo por citar un caso, el titular de ATE, Hugo Godoy aseguró hoy que “hay que adelantar las elecciones y la entrega del gobierno”.